jueves, 31 de julio de 2008


Fecha: 26/07/2008
Participantes: Zamo, Absolut y Roberto
Ruta: Monte - Liencres (unos 18 km)
Dificultad: Media
Salida: hora prevista 10:30 (desde la Avenida de los Castros)
Llegada: sobre las 18:30 (a la Playa de Somocuevas y posteriormente al pueblo de Liencres)

Esta ruta sirvió de continuación a la hecha en abril desde el Sardinero hasta la Maruca, por parte de la costa perteneciente al municipio de Santander.
Resultó un día bastante caluroso y soleado desde por la mañana, algo que dificultó algo (tampoco demasiado) la marcha.
A diferencia de la marcha anterior, esta tenía alguna dificultad, sobre todo al comienzo de la misma, ya que en la Maruca, intentando seguir al máximo el contorno de la costa, nos vimos obligados a meternos entre rocas.
El seguir estrictamente la costa de la zona no fue siempre posible, transcurriendo parte de la marcha por la carretera, como en la zona próxima al cementerio de Ciriego y la Virgen del Mar. En otros tramos, como justo antes de llegar a la Playa de Somocuevas, nos vimos obligados a caminar por senderos algo alejados de la costa, pero en ningún momento más allá de los 200 o 300 metros.
Esta marcha no tenía como la anterior unos senderos marcados que puedieramos seguir fielmente, como ya he comentado, en ocasiones tuvimos que seguir la carretera y en otras desandar el camino andado, lo que nos restó tiempo y sumó metros a los recorridos finalmente.
La parada técnica para el avituallamiento la hicimos junto a la ermita de la Virgen del Mar, donde Zamo y un servidor nos pegamos un chapuzón que, debido a lo caluroso del día, resultó de lo más reconfortante.
Esta ermita data del siglo XII, aunque algunos retardan su fundación hasta el siglo XIV. La hermita guarda en su interior una talla de la virgen, de estilo gótico (siglos XIII o XIV), declarada oficialmente patrona de Santander en 1979 y cuya festividad se celebra el lunes siguiente a Pentecostés (51 días después de Domingo de Resurrección).
Hay al menos dos leyendas a cerca de la citada talla:
La primera de ellas habla de que la imagen de la Virgen apareció flotando sobre las aguas sobre unos maderos. Esto podría hacernos pensar en que se trataba de una talla de un navío, también conocidas como "vírgenes de galeón", que habría naufragado frente a las costas y la mar haberla traído hasta un lugar donde fue encontrada por pescadores.
La segunda de las leyendas dice que los habitantes de la zona quisieron edificar un templo en honor de la Virgen, no lejos de donde se halla en la actualidad. Sin embargo, todas las noches, los materiales reunidos para ello desaparecían y eran encontrados donde la talla había sido hallada, donde actualmente se halla la ermita.
En el año 1590 unos piratas robaron la talla, pero su barco se hundió frente a las costas de Castro Urdiales, donde fue hallada. La imagen fue devuelta en una gran procesión a Santander.
Parece ser que fue D. Gonzalo Fernández de Pámanes, miembro de una de las seis familias primitivas de Santander, quien ordenó la construcción de la ermita, en cuyo interior se halla su sepulcro, que data de 1400. (todos estos detalles están sacados de la página web http://www.cantabria102.com/santandereninternet/).
Después del merecido ágape, continuamos camino por la conocida como Costa Quebrada. a lo largo de la misma nos encontramos con numerosos arenales como San Juan de la Canal y Cobachos, Arnía, Portio, Cerrías y Somocuevas, pertenecientes al municipio de Piélagos (nuestra idea inicial era la de llegar hasta la playa de Valdearenas, en la desembocadura del Pas, pero la falta de tiempo hizo que nos replateáramos nuestro destino final).
En el pueblo de Liencres nos tomamos unas buenas cervecitas con David, Rocío y Yonan. Un descanso más que merecido para los sufridos excursionistas, que habían soportado estoicamente el sol abrasador del julio cántabro durante toda la jornada. La vuelta a casa la hicimos en el Volkswagen Golf descapotable de Yonan, todo un clásico de las carreteras cántabras, como su conductor. Un final perfecto para un día casi perfecto.